En cuanto empiezan a añadirse dificultades al asunto, se despierta un interés por aquello que sabemos que nos costará un poco más. En el momento en que aparecen piedras en el camino, crece un deseo por lo que es difícil de alcanzar. Sean cuales sean las circunstancias de la relación, en muchos casos surgen impedimentos por varias razones, y es eso lo que nos enganchan a esa historia imposible. Por que somos así, cabezotas, nos gusta ir a contracorriente, y cuanto mas nos prohiban algo, mas lo vamos a querer, y es ley de vida.
No siempre las relaciones son tan complicadas, sino tendríamos un gran problema. Pero todos pasaremos al menos una vez por esta situación. La constante lucha entre el orgullo y la sinceridad, la cabeza y el corazón, el impulso y la reflexión. Y una vez puestos en escena, habrá momentos en los que no pararemos de intentarlo hasta conseguirlo, porque creemos que vale la pena. Pero no siempre es así. Simplemente hay veces en las que el simple hecho de que sea imposible cobra mayor importancia que los sentimientos en sí, y llegamos a confundir lo que queremos con lo que estamos obsesionados con querer.
A veces deberíamos replantearnos si verdaderamente es amor, o es deseo por lo inalcanzable. Porque pensar que estamos enamorados de alguien puede hacernos mucho mas daño que estar con la persona en cuestión. Y que si esa persona hubiera sido accesible desde el principio, no sentiríamos lo que sentimos ahora.
Y por el contrario, si sabes que es amor de verdad, lucha por ello. Nunca nadie dijo que iba a ser fácil, y quien algo quiere, algo le cuesta. Por eso, debes intentarlo, sacando lo mejor de ti mismo, porque no podemos intentar sacar de la cabeza aquello que no se puede sacar del corazón.
V.
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