martes, 5 de enero de 2016

Algún día

Algún día volveremos a encontrarnos. Y ese día todo habrá cambiado. La luna brillará igual y todo estará en el mismo sitio, menos nosotros. Perpetuar algo que nunca duraría quizás fue absurdo, pero lo aprendido no lo es. A lo mejor habrás crecido, ya no parecerás un niño y serás todo un hombre, y hayas pasado a ser otra persona. Alguien que ya no tiene miedo, que ha dejado a un lado sus inseguridades y que no le faltan ganas de enfrentarse al mundo. Puede que nuestras hayan dado un giro de 360º y no nos miremos igual. Puede que te vea como un simple recuerdo que huele a nostalgia y sonría al mirar atrás. Y puede que en nuestros respectivos caminos hayamos encontrado a otras personas que nos han hecho darnos cuenta de que todo lo que aprendimos el uno del otro ha servido para algo. Que querer es cosa de dos, y quererse de una.



Puede que ese día nos extrañemos de estar en una situación tan extraña, de darnos cuenta de como había pasado el tiempo, y como nuestras vidas habían cambiado. El tiempo pudo hacer el olvido, pero no borró los recuerdos. Quizás camine de la mano con otra persona por ese sitio e incluso sea irónico, pero será real.
Ese día sentiré que todo lo que sufrí tenía un fin y que nunca habría cambiado tanto si no hubiera sido por ti. Creí, en su día, que siempre serías ese alguien especial para mí y que dificilmente encontraría a alguien igual. Pero por suerte, dicen que la vida da muchas vueltas y que el tren se descarrila. No es que dejáramos el tren pasar, sino que nunca fue el mismo. Es más, caminábamos en direcciones opuestas pero el tiempo se encargó de poner todo en su lugar. Y así estamos.



Algún día entenderé que, gracias a ti, encontré la mejor versión de mi misma y supe sacarla a flote. Que todo aquello que hacía por mí, empezó a ser por los demás. Tu me enseñaste que cuando hay razones, nada puede frenarte. Y quien la sigue, la consigue. Supiste transmitirme tus ganas de comerte el mundo y no dejar que nada ni nadie te pare. Y que, en parte, gracias a ti, pude enfrentarme a aquello que temía.
Ese día te daré las gracias por todo lo que me hiciste aprender y me alegraré de verte, con nuestras respectivas vidas del revés, sentados en el mismo banco, pero con unos años de más.

V.

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