Mucha gente me dice que como soy capaz de estar "detrás" de alguien que no da nada por mi, y es más, ha hecho todo lo posible para no merecerse ese lugar en mi cabeza. Pero es el tópico, siempre nos han gustado y siempre nos gustaran los cabrones. Los que no escriben al día siguiente, ni pierden la cabeza para verte allá donde estes. Son los que se ponen a ellos mismos y a su orgullo por delante de cualquiera que pase por sus vidas. Porque ellos estan por encima de todo, y no sacrifican ni el más mínimo esfuerzo en darle mas importancia a otra persona. Son los egoístas, los impacientes y los insensatos. En muchos casos los bipolares. ¿Por qué ocupas tanto mi tiempo? Porque tienes algo que me pierde. Y es lo que mas me fastidia. Porque sin haber llegado a hacerme daño has conseguido que te dedique horas y horas. Porque sin llegar a haber sido el amor de mi vida, has robado características a éste y has conseguido que te esté escribiendo estas palabras, por mucho que intente negarlo.
Lo peor de todo es que se que como yo hay muchas más, y basta con que se te cruce una por delante para dejarme en un segundo plano. Pero no sé porque eres como un boomerang, cuanto más lejos te lanzo, más cerca vuelves. Quizás hayan sido circunstancias de la vida, o quizás simplemente haya sido tu inmaduro egoísmo que ha sobrepasado los límites de la paciencia, y que definitivamente han traspasado las formas en las que se solían hacer las cosas. Antiguamente, cuando una chica te gustaba, hacías lo imposible por verla, y lo impensable por conquistarla. Hoy simplemente basta con hacerla caso cuando te place y decirle cuatro tonterías para envolverla en tu mirada, y lo más triste es que funciona. Pero ojalá un día te des cuenta de que no siempre va a ser así que llegará un día en el que alguien te pare los pies y te des cuenta de que así no llegas a ninguna parte.
Y no sé ni porque sigo escribiendo sobre ti. Quizás haya exagerado un poco tus malos actos, pero creo que es la unica forma de quitarte importancia. Es verdad que los hechos demuestran mucho más que las palabras, no cabe duda, pero llega un punto en el que me canso de tus impulsos, que parecen no estar sujetos por nada más que emociones espontáneas, y no la posible meditación que conlleve. Si de verdad lo quieres, demuéstralo. Y si lo dejas ir fácil, es que nunca lo quisiste, pero no marees más porque mi tren se descarrila. Que los juegos de niños se acaban, y, o te espabilas, o te tocará andar sobre terreno mojado. Porque espero que todo lo que hayas dado un día te vuelva, y lo que no, también.
V.