miércoles, 13 de mayo de 2015

Si vuelves, que sea para quedarte

Quiero pedirte que no vuelvas si no es para quedarte. Tienes por costumbre que cada vez que resurge en ti la nostalgia de recordar el pasado das marcha atrás y decides visitarlo por un breve período de tiempo. Pero luego huyes otra vez. Se apiada de ti la cobardía de volver a la comodidad de lo establecido, de no tener que pensar más en otra persona que en ti mismo. 
Pero quiero que pierdas esa costumbre de volver cuando te apetece. Que mi corazón es algo demasiado valioso para que lo pises cuando quieras. He tardado más tiempo de lo deseado en reconstruirlo después de cómo lo dejaste en su momento. 



Te fuiste de repente y eso tuvo sus consecuencias, ya no confío en ti como lo hacía antes. Me hiciste mucho daño, y eso es algo que jamás olvidaré pero eso ya es pasado, y es una puerta cerrada, he de decir. Tienes que darte cuenta de que esa puerta esta cerrada con llave y candado y ya no puedes volver e irte, acto seguido como solías. Quizás no lo valoraste lo suficiente en su momento, pero ya no hay nada que puedas hacer. 

Perdiste la oportunidad de que yo te hiciera feliz, que verdaderamente era lo que más quería, pero ya habrá un siguiente que sabrá apreciarlo. Perdiste mi confianza en tu certeza de saber lo que haces, y de mirar hacia un futuro juntos, porque antes de llegar al presente ese camino se bifurcó, y nunca llegaron a unirse de verdad, aunque viajábamos en paralelo. Y ahí fue el error, que creíamos ir juntos, pero sobretodo, me perdiste a mi. O mas bien, te perdí yo a ti. Pero fueron cosas del destino, hubo una la razón por la que nunca funcionó, y sigo preguntándome cuál será.

Dar segundas oportunidades implica un esfuerzo en resistir lo irrestible, y en dar tu confianza en alguien que una vez la malgastó. Y a veces puede significar darle una segunda bala para la pistola a quien apuntó mal la primera vez.




No te guardo rencor ni mucho menos, de hecho he aprendido muchas cosas de ti y si algo sé es que hasta de las malas hay que sacar algo bueno, y tu me hiciste ver las cosas desde otra perspectiva. Y me quedo con lo bueno. Pero siento que avanzar y retroceder es un recorrido que no lleva ninguna parte, y que el pasado, pasado es. 
Por eso te pido que no vuelvas, que sigas con tu vida y yo con la mía, que uno no debe buscar la felicidad en el mismo sitio donde la perdió. Y que si te quedas, hazlo para siempre. 

V.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Cuestión de tiempo

Dicen que el tiempo todo lo cura, y aunque en ocasiones nuestra impaciencia nos arrebate todo lo que hemos tardado en dejar atrás, atrás queda. El tiempo es subjetivo, por lo que no puede especificarse en su definición la duración del mismo. 
A veces unos minutos duran una eternidad, y a veces el verano pasa en un abrir y cerrar de ojos.

El tiempo es lo que pasa en paralelo a los caminos que escogemos.
Pero debemos saber diferenciar el tiempo pasado con el tiempo presente. Podemos confundirlos, y convertir nuestros pensamientos en una infinita espiral de recuerdos que ronda tu cabeza noche y día. 

Pero gracias al paso del tiempo, aprendemos. Aprendemos a valorar las cosas, a darle importancia a aquello que la tiene y dejar de lado lo que nos lleva acompañando más de lo debido. El tiempo nos enseña como a raíz de su paso, logramos olvidar cosas, y otras nuevas entran en nuestras vidas.


Con el tiempo he aprendido que las malas rachas son eso, rachas; ni duran para siempre ni son tan dolorosas como creemos. He llegado a ver mas allá de lo que captan mis ojos, y he sabido poner cada cosa en su sitio. Dándole tiempo al tiempo, parece que se colocan solas si tú les das un empujón. Que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante, y el tiempo hace el olvido, y el olvido, la felicidad. 
Precisamente por eso, el tiempo es algo que vale oro, porque nos enseña las lecciones más valiosas, y que con el tiempo nos convertimos en las personas que algún día seremos. Me refiero al futuro porque aún queda mucho camino por recorrer, y uno nunca deja de evolucionar. 



Aunque seamos impacientes y a veces decidamos rendirnos, todo es cuestión de tiempo, de nuevas ocasiones y de situaciones desconocidas que reescriban las letras gastadas del libro. O que directamente la tinta de las nuevas personas que entren en tu vida escriban páginas e historias inolvidables, de las que vale la pena tener por escrito. 
Y que cada uno por su camino, y quien sabe si algún día volverán a juntarse, pero eso es sólo cuestion de tiempo. 

V.